viernes, 30 de diciembre de 2016

Predicciones para 2017



Queridos lectores,

Llegamos una vez más a ese punto del año en el que hacemos el complicado ejercicio de intentar aventurar qué nos deparará el año que está por comenzar. Entre los que nos dedicamos a alertar de las graves consecuencias que tendrá la continuada y deliberada ignorancia de los problemas que está causando y que causará el inevitable declive energético, es moneda común hacer estos ejercicios de prospección, anticipación o adivinación (así calificados según la indulgencia de quien los valora), a pesar de la dificultad intrínseca que comportan y del riesgo de descrédito que se sigue cuando las cosas no van como estaban "previstas". La razón de hacer este ejercicio, a pesar de su dificultad y riesgo, radica en la necesidad que tiene la actual sociedad, infantilizada y acomodaticia, de fijar plazos concretos para reaccionar a los problemas anunciados, incluso plazos excesivamente breves (un año, en este caso) para la dinámica propia de los procesos en marcha. Así que, un año más, intentaremos anticipar qué es lo que nos pueden deparar los próximos 365 días, teniendo en cuenta las actuales tendencias energéticas y económicas.

Antes de pasar a hacer las previsiones para el 2017, echemos un vistazo a cómo fueron las que hicimos en 2015 sobre cómo iría 2016.

  •  Situación del precio del petróleo: Correcto en lo que se refería a que la situación de precios bajos se prolongaría, equivocado en esperar que a partir del verano el precio remontaría con fuerza: algo remontó, pero mucho menos de lo esperado, probablemente porque ni ha quebrado una empresa productora suficientemente grande aún, ni ha colapsado un país productor importante. Considero esta previsión esencialmente fallida.
  • Estallido de la burbuja del fracking: Si bien la burbuja del fracking se ha ido desinflando a lo largo del año (con una caída de la producción de casi el 20% del petróleo ligero de roca compacta o LTO, que se produce mediante fracking, en los EE.UU.), en los últimos meses se ha producido una ligera recuperación de la producción de LTO en el gigante americano, motivada más por las expectativas que por las capacidades reales del mercado o el abaratamiento real de los costes de producción. A pesar de las continuas quiebras de empresas productoras en los EE.UU., el capital financiero aún apuntala a las empresas de fracking y no se ha producido la anunciada implosión financiera. Esta previsión ha sido completamente errónea.
  • Será cada vez más difícil ocultar que se ha producido el peak oil: A pesar de las peculiaridades del último informe de la Agencia Internacional de la Energía, especialmente en lo que se refiere al peak oil, lo cierto es que es un tema del que no se habla (aunque hay una preocupación creciente entre los expertos por el futuro de la producción de petróleo, dado lo agresivo de la desinversión petrolera). El esperado declive de producción de hasta 2 Mb/d no se ha producido, aunque 2016 probablemente se cerrará con una producción inferior a 2015. Previsión fallada en lo principal.
  • Recesión europea: Completamente equivocada. Puede que las economías europeas en su conjunto estén más o menos en estado letárgico (no, por cierto, España, cuya economía crece a buen ritmo), pero no hay tal recesión.
  • Las guerras europeas: Ni tanto ni tal calvo. Siguen los problemas que había, se intuyen algunos nuevos, pero no hay conflictos en ciernes - con los que hay ya estamos bastante servidos en miseria y terror. Previsión bastante fallida.
  • ¿Y la española?: Si algo es cierto es que España no ha entrado en ningún nuevo despliegue militar, pero no por las razones indicadas en esta previsión (falta de gobernabilidad) sino porque no ha habido necesidad. Fallida.
  • España, ingobernable: Sorprendentemente, muy acertada, defenestración de Pedro Sánchez incluida.
  • Cataluña, camino a la independencia: Con matices, previsión acertada. En 2016 se ha seguido por el mismo camino por el que se iba, con una tensión creciente entre España y Cataluña, y se han dejado los platos fuertes para 2017, como se preveía.
  • Desestabilización climática: Acertada en la evolución del hielo ártico y el alza de temperaturas, pero no se ha dado ni el año sin verano (que en todo caso era sólo una posibilidad) ni demasiados extremos climáticos (aunque depende de dónde viva el lector no estará de acuerdo, por ejemplo si lo hace en Valencia). Considero la previsión esencialmente acertada, con matices.
  • Cierre de este blog: No se consideraba probable y no ha pasado. 

En resumen, puede que mis previsiones para 2016 hayan sido las peores que he hecho desde el comienzo de este blog, pues la gran mayoría han fallado. En mi opinión, porque el plazo fijado era demasiado breve para lo que se quería describir, así que ya pueden imaginar por dónde van a ir mis previsiones para 2017, que ahora enuncio.
 
  • Comienzan a notarse la caída de la producción de petróleo: La combinación del declive natural de producción de los campos maduros, los costes crecientes para la producción de nuevos yacimientos y sobre todo la brutal desinversión en el sector provocará que en 2017 la caída en producción de todos los líquidos del petróleo no sea una cosa sutil, sino algo bien marcado y definido. La magnitud de la caída dependerá de cuánto dinero público decida gastarse Donald Trump en el fracking (ver más abajo), pero parece poco probable que EE.UU. dilapide la monstruosidad requerida para evitar que la caída de producción sea ya evidente en 2017. Con todo, la caída desde máximos no llegará aún a los 2 Mb/d y por tanto los medios especializados lo considerarán un simple bache que puede ser remontado. Es decir, 2017 aún no es el año del reconocimiento público del peak oil, aunque seguirá ganando fuerza el hablar de la falacia del peak demand.
  • EE.UU. lo apuesta todo al fracking: Dado el gabinete que ha configurado Donald Trump y su apuesta por relocalizar toda la actividad productiva posible a su país, y teniendo en cuenta la cantinela sobre la presunta abundancia energética de los EE.UU. de los últimos años, es más que probable que la nueva administración norteamericana apostará fuerte por el relanzamiento del extractivismo en su suelo patrio. Eso implicará una relajación de la regulación y de los impuestos a pagar por las empresas extractivas, y en el caso concreto del petróleo eso afectará con fuerza a las explotaciones en el mar, en la Reserva de Alaska y a las múltiples explotaciones de fracking. Pero estas últimas son desesperamente ruinosas, con lo que el propio Estado, mediante créditos blandos y otros mecanismos financieros, financiará los costes de exploración y desarrollo. Lógicamente, eso implicará desviar dinero de otros sitios, pero si como prometió Trump EE.UU. se repliega militarmente (o cobra peaje por su protección a sus vasallos) la cosa puede durar un tiempo. Esta financiación pública puede camuflar el efecto del peak oil durante todo 2017, e incluso la producción de LTO podría recuperar su máximo histórico.
  • Recesión, por fin: Una de las cosas que puede precipitar el fin del apoyo público estadounidense al fracking es el comienzo de una nueva crisis económica (aunque, por poner las cosas en su justa medida, tengan en cuenta que desde este blog llevamos vaticinando esa crisis desde finales de 2014 y aún no ha asomado su pata en Occidente). A pesar de la mucha tensión financiera acumulada en el sistema y otros problemas, dadas las tendencias actuales no creo que la recesión se manifieste en Europa hasta finales de 2017; pero cuando llegue lo hará con fuerza, con quiebras de algunos bancos importantes. En el caso concreto de España, la bolsa se mantendrá prácticamente plana, como este año, subiendo muy pocos puntos porcentuales con respecto a la apertura del año, hasta que probablemente hacia finales de año experimentará una caída bastante fuerte, de alrededor de un 20% por debajo de los valores del principio de año. Poco antes el paro comenzará a repuntar otra vez, y lo hará con fuerza, lo cual hará crecer el descontento.
  • Auge del populismo: Europa se enfrenta a nuevas citas electorales clave, como las presidenciales francesas, y algunas elecciones menores podrían acabarse convirtiendo en cuestiones de confianza de más de un gobierno. La manera en la que se gestione el Brexit puede desencadenar nuevos conflictos. Entre tanto, los problemas con los refugiados y los atentados de corte islamista harán que la xenofobia y el populismo ganen cada vez más peso político.
  • Nuevas guerras: El escenario bélico global seguirá extendiéndose, y el año que viene se añadirá un conflicto armado en al menos un nuevo país clave en el juego geostratégico de los recursos. Cuál es difícil de saber, aunque algunos como Nigeria (aquí sería más bien una escalada) tienen más bazas. Conviene no perder de vista tampoco Venezuela, donde las tensiones son crecientes, aunque espero que en este caso los problemas no tomen la forma de una guerra civil y más bien sean revueltas.
  • La España ingobernable (segundo acto): La crisis de gobernabilidad de España de este año se ha cerrado en falso, con un gobierno en minoría y con no demasiado margen de maniobra, dependiente de lo que haga ese pecio a la deriva en el que se está convirtiendo el PSOE. El presupuesto del año 2017, que se tendrá que aprobar en enero, conllevará un considerable coste político para el Gobierno y para quienes le apoyen, pues se tendrán que tomar nuevas medidas restrictivas del gasto. Para cuando estalle la previsible recesión, el Gobierno se volverá muy impopular y quienes ahora le apoyan se cuestionarán si merece la pena mantener el apoyo o ir a unas nuevas elecciones. El gobernante PP cuenta con la ventaja de que el PSOE está en proceso de redefinir su nuevo liderazgo, Ciudadanos lucha por preservar un espacio propio y Unidos Podemos se pierde en luchas internas lejos de las necesidades de los ciudadanos. Aún así, la  amenaza de nuevas elecciones será continua y se podría acabar materializando por cualquier futesa a priori irrelevante.
  • Cataluña, colisión inminente: El calendario de los problemas económicos no va a ayudar al ejecutivo español en su gestión de la amenaza separatista en Cataluña: de acuerdo con la hoja de ruta actualmente trazada por el ejectivo autonómico catalán, en septiembre de 2017 se tendría que celebrar por fin el ansiado referéndum sobre la independencia - algo complicado de materializar, dado que la Generalitat no tiene competencias reconocidas en esa materia y el Gobierno de España no desea hacer tal cosa ni en sueños, y  tampoco es cuestión repetir el vodevil del 9N. La estrategia actual de encausar a cargos públicos catalanes por diversos motivos no ayuda a rebajar la tensión, sino al contrario, puede producir el efecto contrario y empujar a los indecisos hacia el bando independentista.
  • El cambio climático no descansa: La situación con el hielo ártico y antártico no va a mejorar, sino que más bien tenderá a empeorar. Si se consolida el cambio de fase observado este año, el descenso de la cobertura del hielo marino global podría acelerarse. Las temperaturas globales seguirán su lenta pero decidida ruta de ascenso, y probablemente se vivan nuevos fenómenos extremos locales.
  • Cierre de este blog: Aunque este blog no es demasiado simpático para ciertas personas, aún es demasiado pronto para su cierre.

En resumen: 2017 será un jalón más del declive energético que ya ha comenzado, y no podemos descartar que durante el próximo año se produzcan algunas perturbaciones importantes.


Salu2,
AMT

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